El hombre de sus sueños se le apareció a Gregoria, la lavandera, con un anillo de diamantes.
El hombre de sus sueños se le apareció a Eleonora, la niña de la casa, traía una vasija de leche, y miel para untar el pan.
La mujer de manos ajadas, al ver en su anular la joya y en la mesa de la muchacha el néctar, dijo:
—Señorita, volvamos a soñar, yo no quiero esta piedra —ambas estuvieron de acuerdo.
Y al despertar de la siesta, exquisiteces cubrían el mantel de Gregoria; oros y brillantes, el cuerpo de Eleonora.
No se puede confiar en los hombres de los sueños, equivocan muy fácil la dirección.
Publicada en la revista digital La Esfera Cultural, el 4 de agosto 2011
8 comentarios:
Hermoso micro, Elise. Vuelvo a disfrutarlo.
Un abrazo.
Gracias Mónica por la visita. Cariños
Una delicia de micro, Elise!
Abrazos
Gracias Patricia, me alegro que te guste. Cariños
Qué bien que te hayas decidido a publicar tu bitácora, así podremos disfrutar de textos tan hermosos como estos cuatro que van hasta ahora.
Enhorabuena, Elise.
Me encanta, sugiere un ambiente de tardes calurosas y sueños confusos.
Abrazos
Ya sabés que este cuento me gusta mucho, no por nada lo elegí para el face. Lo que noto es que lo has modificado ligeramente, me di cuenta apenas leerlo. Toques estéticos: ambas versiones están muy bien. Una cosita: en el diálogo después que dice “volvamos a soñar” se te coló una raya y debe ir una coma.
Abrazos.
Patricia me alegro que te guste, besos
Elisa, que alegría tu visita, muchas gracias. Un beso.
Anita que buena decripción, sí algo así imaginé yo, cariños.
Gabriel, siempre tan atento a todo (jeje. Tuve algunos inconvenientes técnicos con esta mini y al volverla a colocar eché mano de una versión sin corregir. Ahora está la correcta. Besos
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