
Por tus ojos acecha el arrabal
—¿Cómo te llamás? —pregunto.
—Malena —respondés con voz quebrada mientras la melodía se introduce en el escote buscando tu cuerpo que huele a madreselvas, se adhiere al talle y cuesta abajo por la seda de las medias, acompasa tu paso presuroso.
Aligero mi andar para alcanzarte. Pero ya sabés que sólo serás canción, y vas tomando distancia envuelta en la neblina de una llovizna gris.
Publicada en Ficción Mínima - 15 de junio de 2009
6 comentarios:
En estos tangos no tenés rival, querida Muñeca Brava
Lo dijo tan bien Rubén que sólo me resta citarlo.
Un abrazo a los dos.
¡Chica, por fin has abierto tu propia bitácora! Maravilloso. Avanza de a poquito pero con paso continuo.
Abrazos.
Rubén, ¡qué tiempos aquellos...!
Miriam y Gabriel estoy muy agradecida :)
Felicidades Lucía, estare pendiente de tus publicaciones.Bailaremos ese tango.
Abrazo
Alfonso, claro que bailaremos, en realidad ya estamos bailando jajaj.
Cariños muchos
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