Eleonora
abrió la puerta al hombre de sus sueños, que traía entre sus manos un ramo de
margaritas. Presurosa, deshojó una a una cada flor.
—... me quiere, no me quiere, me quiere... ¡No me quiere! —y el definitivo pétalo se escurrió sin esperanza entre sus dedos.
Él se fue muy triste, estaba ilusionado con amarla. Ella se durmió de nuevo, quería volver a soñar.
—... me quiere, no me quiere, me quiere... ¡No me quiere! —y el definitivo pétalo se escurrió sin esperanza entre sus dedos.
Él se fue muy triste, estaba ilusionado con amarla. Ella se durmió de nuevo, quería volver a soñar.
Minificción que obtuvo mención en el Concurso de La Marina en julio de 2004. Jurado: Raúl Brasca
8 comentarios:
Ya la había leído pero es un placer volver a hacerlo. Esperemos que en el nuevo intento la soñadora tenga mejor suerte.
Saludos cordiales
Las ilusiones son así ...te ilusionas con algo que consiste en tener un poco de suerte al 50 por ciento, y acaba por girar la tostada en sentido contrario. ¡Qué pena! ¡por el hombre! se le veía muy bien con el ramo ... ciertamente ....había perdido la cabeza por ella.
;)
Un abrazo.
paradojas crueles
Me encantó, Lucía...
Si en este, no; en el próximo sueño esperemos que sí. Por lo menos el final no cierra las esperanzas. Muy bueno, Elise. Felicitaciones. Saludos van
Gabriel, siempre tan amable con mis letras, abrazo
Laura, muchas gracias por visitarme, cariños.
Sendero, querido Rubén, un beso.
Cati, qué bien que te haya gustado, cariños.
Sandra, la posibilidad de soñar está, besos.
Convertimos en pétalos la realidad y mientras esta se deshoja, nuestros ojos pendientes del desenlace no ven las evidencias, con claridad. Ella debió mirarlo a los ojos, pero se perdió enmarañada en tanto soñar.
Hola una consulta, sabe alguien quién es el pintor del cuadro?
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