Bajo la luz del farol
Compadritos de Ethel Martínez Sobrado
Con las sombras de la noche como aliadas, con paso lento y cadencioso, se lo vio venir silbando bajo, los puños en el bolsillo y el funyi ladeado. Traía consigo, desde el barrio, al coraje; también lo acompañaba la necesidad de guapear.
De improviso, de entre los laberintos, apareció el otro. Cansino su andar, dispuesto a cruzar desde la biblioteca de los sueños hacia la realidad tangible del suburbio.
Se observaron frente a frente…, y cada uno vio en la mirada del contrincante el fulgor que da el arrojo y la osadía. Entonces, también juntos, al exacto instante, dieron un paso hacia adelante para entreverar sus piernas en un tango compadrito, tal cual lo hicieron los primeros que bailaron esa danza: entre hombres.
Y así, luego del abrazo compartido, el orillero anunció emocionado:
—Ahora sí Don Jorge, ahora sí le via a contar lo acontecido esa noche en que apuñalaron a Francisco Real, el Corralero.
Minificción que ha obtenido mención en el Concurso Aniversario (julio de 2012) del Taller de La Marina de Ciudad Ficticia. Juarado: Raúl Brasca